martes, 12 de agosto de 2008

Capítulo 22


-Adhuc sub judice lis est-
(La cuestión no está resuelta todavía)
(Tercera parte)


Poco a poco sentía cómo iba recuperando las fuerzas, pero notaba todavía sus miembros un poco adormecidos y sus recuerdos algo nublados; imaginaba que recuperarse sería sólo cuestión de tiempo, pero al menos tenía presente el haber logrado escuchar algo de lo que sucedía a su alrededor mientras lo trasladaban desde la Sede Médica; recordaba parte del viaje en el deslizador militar y algunas palabras sueltas de Masato a las que de momento no encontraba sentido.
Decidió abrir los ojos muy poco a poco. La luz del angosto lugar en el que se encontraba iluminaba de manera muy tenue las formas que vagamente podía llegar a percibir; demasiado oscuro, llegó a pensar.
Estaba en un cubículo de descanso del personal militar, eso seguro, aunque poca información a mayores sacaría de momento: todos los habitáculos destinados a soldados, técnicos o pilotos eran prácticamente iguales, por lo que no podía saber a ciencia cierta de que base militar se trataba.
Aquellos habitáculos eran espacios de aproximadamente tres por tres metros y tres de alto, y constaban de un camastro de metal altamente maleable, una taquilla, una mesa, una silla, un pequeño espejo y un monitor-comunicador. Poco más. En aquel momento únicamente estaban desplegadas la cama y la taquilla, y el resto del espacio estaba por completo libre de trabas, excepto por un frágil droide.
-Dime cual es tu función. Dijo León incorporándose un poco sobre el catre; las palabras salieron con dificultad de su boca.
El droide estaba inmóvil en una de las esquinas libres de la habitación, en el lado más alejado de la puerta de acceso. De forma antropomórfica y textura algo rugosa, debía tratarse de una de las unidades de control médico del recinto, posiblemente. León intentó fijarse en las iniciales grabadas en el tórax metálico: U23cm-BMSKu. En efecto un droide de apoyo médico. Ahora sabía además que se encontraba en la Base Militar Secundaria de Kundo.
En aquel instante el pequeño chivato rojo situado en la frente del droide cambió a verde; estaba reactivándose después de la recarga en suspensión activa. Al cabo de un par de segundos respondió con voz metálica.
-Registrar periódicamente sus constantes vitales y Comunicar cualquier cambio en su estado al agente Tundaro.
-Pues ya estás tardando.
Dijo León recostándose de nuevo en el no demasiado cómodo camastro Dile que venga si quiere hablar conmigo. Todavía estoy demasiado cansado como para desplazarme.
Mientras el droide salía de la habitación, León pensó que sería buena idea cerrar un poco los ojos; nada de dormir, simplemente descansar algo, antes de que llegase Masato al habitáculo.
¿Qué había pasado? Apenas podía recordar la sucesión de acontecimientos en el orden correcto: Recordaba volar al lado de Jameson y Sánchez, regresando a la base más cercana después de la horrible masacre que había sufrido el escuadrón del Capitán Zagarts. Si; también recordaba un carguero modificado. Y después… varios cazas que nunca antes había visto. Sus compañeros caídos… y luego su fútil intento de…
La puerta se deslizó; por el umbral apareció Masato seguido por el droide médico; las luces despidieron entonces más intensidad y el habitáculo se iluminó por completo mientras lentamente se desplegaba la silla de la pared. Masato se sentó en ella y el droide volvió a la esquina en la que había estado antes de su reactivación.
-Por fin despierto. ¿Qué tal te encuentras, León?Masato se inclinaba hacia delante, apoyando las manos sobre las rodillas; una expresión de tristeza envolvía su mirada. - ¿Quieres comer o beber algo? No te vendría nada mal.
León volvió a incorporarse un poco, dejando descansar su espalda contra la pared. Moverse tanto le costó más de lo que había supuesto en un principio, y una pequeña gota de sudor le recorrió la frente.
-Estoy bien, gracias. Titubeó. - Sólo quiero saber qué ha pasado desde…
-Desde que el sesenta y cuatro Escuadrón de Defensa de Perímetro del Capitán Luvo Zagarts llegó hasta el carguero modificado Ghurag. - Masato no se había equivocado: estaba seguro de que León daría lo que fuese por saber cual había sido el desarrollo de los acontecimientos, pero para eso tendría ayudarle a recordar.
-Veamos por donde empiezo… - Masato pensó en alto.Debería decirte en principio que lo que suponíamos una infiltración y posterior robo de cincuenta y cinco unidades de almacenamiento de energía que estaban en Groshna, resultó ser en realidad un intento de sustraer los resultados de ciertas investigaciones sobre energía y conducción de la misma…
-¿Por eso el cambio de órdenes? Interrumpió León.De tener que capturarlos y escoltarlos pasamos a recibir instrucciones precisas de eliminarlos; ahora lo recuerdo… ¿Tan importantes son esos resultados?
-Digamos que si; por supuesto son importantes, pero no lograron llevárselos. No era por eso por lo que ordenamos la destrucción de los intrusos. Se trata de un grupo de mercenarios que habitualmente trabajan para algunas secciones de la Corporación y que llevamos años siguiendo e intentando capturar. Sospechamos que el grupo ha crecido, pero los miembros que conocemos ya son lo suficientemente peligrosos por si solos como para que la Confederación intente destruirlos.
León intentó hacer memoria; las nuevas órdenes había sido explícitas al respecto: destruir el carguero. Pero aquella nave tan modificada pudo enfrentarse y derrotar con facilidad al escuadrón al que pertenecía.
-El capitán dividió el escuadrón en dos grupos…
-Si. Eso también lo sabemos. Todavía no se habían interrumpido las comunicaciones con el escuadrón. Interrumpió Masato.Fue poco después. Primero llegó vuestro grupo con el capitán al mando. Sólo pudimos escuchar algunos segundos del combate. ¿Recuerdas qué pasó después?La voz de masato era apremiante, y León se vio instado a responder de inmediato; pero ¿Cómo hacerlo si sus recuerdos eran una amalgama de niebla y sentimientos de miedo y furia?
-Masato… - Empezó a decir.no lo recuerdo bien, pero… lo que si recuerdo es que nos masacraron con una facilidad pasmosa. Cualquier táctica desplegada por el capitán era contrarrestada al instante por el carguero. Aún así su expresión de preocupación se acentuó -, creo que Voltar, Jameson y Sánchez lograron destruir dos de los codificadores de ruta del carguero, y algunos otros anularon la funcionalidad del tercero.
-Esa es una muy buena noticia. Sin los codificadores no podrán buscar una ruta de desplazamiento de larga distancia… Claro. - Dudó por un momento - Por eso no han utilizado los portales de desplazamiento todavía… - Masato comenzó a introducir una serie de órdenes en su periférico mientras continuaba hablando con Svarski. Mira León; intenta recordar lo que pasó, y si recuerdas algo importante me lo comunicas. De todas formas has de redactar y enviar un informe a la Sección de Almacenamiento de Datos con destino al Servicio de Inteligencia. Por el momento has de saber que todavía los tenemos localizados. Hemos formado un grupo especial de asalto para interceptarlos y destruirlos y me gustaría que integrases el grupo.
-¿Yo? Pero… - La expresión de sorpresa de león debió resultar divertida, porque Masato mostró una pequeña sonrisa.
-Si; tu. Eres un buen piloto y ya te has enfrentado a ellos en el aire.Comenzó a dirigirse hacia la puerta del cubículo pero se detuvo al apretar el conmutador de apertura. Además. Casi lo consigues; lo cual es mucho más de lo que pueden decir la mayoría de los pilotos.
-¿Conseguir? ¿Qué he conseguido?
-He dicho "casi"; la verdad es que te faltó poco; muy poco. La mirada de León mostraba una tremenda confusión y Masato comprendió que debía explicárselo. Giró sobre sus talones y se situó a los pies del camastro.- ¿No sabes a qué me refiero? Te estoy hablando de la maniobra evasiva doscientos treinta y siete. La que vosotros los pilotos llamáis "Eva".
León comenzó a recordar entonces la calma y la tranquilidad que le embargaron en aquellos (creía por entonces) finales instantes de su vida; recordó también haber sonreído… y haber intentado la maniobra ante aquellos cazas que suponía kristallianos. Lamentablemente también comenzaba a recordar el fracaso: en el sexto movimiento de su caza una lluvia de descargas acabaron con la maniobra. Pero entonces…
León levantó cautelosamente la mirada hasta coincidir con la de Masato. Si no había logrado evitar a los cazas enemigos… ¿Qué hacía todavía con vida? ¿Qué importante parte de la situación no recordaba? La ráfaga que le había alcanzado no había sido lo suficientemente eficaz como para destruir su nave, pero en el siguiente ataque el caza quedaría sin duda prácticamente volatilizado, reducido a cenizas; León no habría podido escapar solo con vida.
-Masato… ¿Entonces quién… - La cabeza empezó a dolerle.
-Encontramos el caza de Gyo completamente destrozado a unos cuantos kilómetros del lugar en el que fuiste rescatado. Gracias a él logramos recibir comunicaciones de la situación desde que conectó con nosotros hasta que llegó a tu altura: Te avistó y se puso en contacto con la base más cercana; así supimos de tu maniobra, y después… la señal se desvaneció, sin más, como ya había pasado antes. Varios especialistas técnicos están trabajando sobre la idea de un anulador por proximidad que provocaría tales fallos. Sólo podemos suponer que fue él quien te ayudó. El ánimo de Masato pareció desaparecer por completo.
-¡Eso es imposible!... Gyokudo había caído en combate contra el carguero…
-En absoluto; su nave fue gravemente dañada; prácticamente inutilizada para una situación de combate directo, pero en modo alguno destruida. Recuperamos el contacto con su caza cuando se retiraba tras el enfrentamiento con el carguero, y se dirigía a escasa velocidad hacia la base de Tando en el instante en el que nos informó de la posición de los cazas de Jameson, Sánchez y Svarski. Lo último de lo que nos informó fue la pérdida de Jameson y Sánchez y de tu intento de Eva. Había logrado derribar dos cazas enemigos cuando, como ya te dije, volvimos a perder contacto con su nave.
-Gyokudo… ¿Está…
Masato desvió su mirada hacia una de las paredes del cubículo, pero cualquiera que estuviese presente habría adivinado que sus ojos no miraban la pared metálica; su mente estaba sin duda ocupada en algún mundo de recuerdos. Dio un par de pasos por el habitáculo; se paró y volvió hasta el camastro.
-Eres el único superviviente; te lo he dicho antes.
-Masato… Yo… - León apenas pudo reprimir un leve temblor en su voz.Lo siento…
-No te preocupes, León. Estoy plenamente convencido de que habrías hecho lo mismo que mi hermano hizo por ti. Masato se acercó a la puerta, se detuvo y giró levemente la cabeza en dirección al piloto. - ¿Irás con el grupo de asalto?
León Svarski nisiquiera se lo pensó.
-Por… por supuesto, Masato. Iré.