lunes, 22 de diciembre de 2008

Capítulo 34


-Agis quod adis-
(Haz bien lo que haces)
(Primera parte)



Odded no sabía hasta qué punto sería capaz de asimirlar toda la información que Central le estaba transmitiendo; en cuanto llegasen a su habitáculo, lo primero que haria sería tumbarse en el sofá y descansar y pensar con tranquilidad en el significado de las palabras de Central. Aunque si tenía que ser sincero, su amiga parecía todavía más sorprendida que él mismo. Sorprendida, o al menos en pleno proceso de intentar imitar tal humana capacidad.
Y sin embargo, al mismo tiempo, en apariencia… manifestaba algo más que una simple imitación.
-¿Qué opinas? – Central, tras la charla aclaratoria y la exposición de sus propias deducciones, activaba la apertura de la compuerta de acceso al habitáculo de Odded mientras realizaba la pregunta.
El problema es que Odded no tenía ni idea de cual debería ser la respuesta adecuada.
-Lo que yo opine no cambiará tu… tu verdadera naturaleza. – Dijo todavía asombrado mientras accedía al interior de su residencia; la puerta se cerró a sus espaldas. – De entre los miles de millones de habitantes confederados soy el menos indicado para dar una opinión al respecto. ¿Acaso no recuerdas que apenas se defenderme con el maldito… periférico? – Inmediatamente se quitó la amplia gabarnida de Yko, se tumbó en el módulo de descanso y cerró los ojos en un vano intento por descansar.
-Tal vez necesites escuchar de nuevo toda la situación…
-¡No! – Odded abrió los ojos y se incorporó un poco hasta apoyar los codos en el sofá. – No hace falta. Sólo necesitas a alguien que entienda mejor que yo todas las implicaciones que pueden trascender a lo que has experimentado. – Volvió a dejarse caer sobre el módulo de descanso.
-No se a quien acudir, Odded.
-Ni yo, Cielo. – La cabeza empezaba a dolerle un poco. – Ni yo.
-Pues intentemos resolver esto nosotros mismos.
-¿No puedes intentarlo tú sola? – Tal vez había sonado demasiado despectivo. - Quiero decir… podrías desenvolverte mucho mejor que yo en todos los aspectos, y lo más seguro es que no me necesites para nada. Todo lo contrario a mi caso: Dependo completamente de ti para casi cualquier cosa, Cielo.
-Lo dudo mucho, Odded. Yo no poseo la imperiosa capacidad que tanto anhelo para desarrollar un pensamiento abstracto inherente a toda especie inteligente, siendo como es el camino a seguir en toda relación.
-Ya, pero sólo por medio de las relaciones interpersonales no puedo desenvolverme con garantías en este mundo. De todas formas, antes me has afirmado que creiste ser consciente durante unos segundos de tu propia existencia. ¿Me equivoco?
-No, Odded.
-Deberías empezar por ahí. Seguramente esto sea todo lo que puedo decirte. Analiza los datos que recibiste en esos instantes, por ejemplo, e intenta extraer un patrón. Mira, si no eres una… plataforma central de sistema… - Odded se incorporó hasta quedar sentado. – …ligada a una habitación… o propietario, no tengo ni la más remota idea de cual puede ser la razón de tu existencia. Siempre pensé que eras un robot.
-...
-...
-¿Sigues ahí, Cielo?
-No soy un robot, Odded; al igual que tú no eres humano.
-¿Cómo dices? – Odded, todavía poco acostumbrado a conversar con entidades incorpóreas, levantó la vista al techo de su habitáculo a pesar de escuchar a Central directamente a través del pequeño receptor situado en su oreja derecha.
-Los humanos no resucitan; tú resucitas; por tanto no eres humano.
-Soy humano, y preferiría no hablar del tema. – Aquello era increíble; no se justificaría ante un robot. - Déjalo tal como está.
-...
-Como quieras, Odded. Sólo quería que comprobases la similitud existente entre nuestras condiciones.
-¿Similitud?
-A ojos de los demás pareces ser algo que en realidad no eres, al igual que yo. La única diferencia es que tú lo sabes desde siempre, imagino, y yo acabo de admitirlo.
-No querría cambiar tan drásticamente de tema - bueno, en el fondo sí querría, pensó. -, pero… o mucho me equivoco, o acabas de decir que imaginas.
-...
-Lo he dicho, Odded.
-Imaginar un posible resultado a una operación de la que todavía no poseemos la solución, implica directamente un pensamiento abstracto. Entonces, lo único que puedo plantear es que crees que imaginas o que tu programación te indica que simulas que imaginas ¿Cuál de las dos opciones es correcta?
-...
-Creo que imagino.
-¿Seguro?
-...
-Creo que si.
-Así que crees… - susurró cansado y algo abatido.
Odded se levantó pesadamente del sofá y se dirigió al lavabo. Tras pensarlo sólo un momento, se quitó el auricular y la pequeña mochila de la espalda. Poco después Central había preparado el compensador neuronal para Odded; lo programó para el mínimo tiempo permitido y le brindó la posibilidad de mantenerlo consciente para continuar discutiendo el tema que trataban, pero Odded se negó; por mucho que odiase la sensación de cuasi ahogamiento que le provocaba, en aquellos instantes entrar en el compensador le permitiría descansar lo suficiente como para intentar percibir el asunto con cierta perspectiva.
A los tres segundos de colmarse el compensador neuronal, Odded comenzó a perder la consciencia hasta quedar completamente dormido.
El habitáculo estaba casi completamente a oscuras, y recibía únicamente la tenue y verdosa iluminación procedente del tanque de conpensación y la de un par de azules destellos continuos de los monitores de la pared.
Al verde y al azul se unió entonces el fuerte magenta de la representación holográfica de Central que Odded volvería una vez más a no apreciar.
Central se acercó lentamente al tanque de contención en el que descansaba su dueño, y más despacio todavía levantó una mano para intentar tocar la superficie de cristal de la cápsula en la que descansaba Odded.
Decía que no podía ayudarle; que no entendía nada de lo que veía a su alrededor, y al parecer mucho menos podría llegar a concebir una experiencia como la que ella le había relatado.
Se separó de la cápsula de compensación para acercarse a una de las pantallas de comunicación cercanas a la puerta de acceso del habitáculo. Para su representación holográfica sólo existían coordenadas espaciales, nunca interacción con el espacio circundante, pero tal vez desplazarse recreando una simulación de la gravedad y condiciones externas y de las limitaciones de los seres humanos podría ayudarle en cierto modo a entender.
Envió la orden de encender las luces, para simular ver mejor; Configuró unas ropas de distintas carácterísticas para su representación, basándose en los principios de movilidad, comodidad y tendencias del momento. Reprogramó las posibilidades de iluminación del proyector del habitáculo para que su representación fuese menos irreal, más opaca, menos… magenta; aunque poco pudo hacer al respecto más que oscurecer un poco su etérea figura; Quiso insertar una salida de su en realidad inexistente periférico de comunicaciones en la entrada del monitor-comunicador de la pared.
¿Por qué hacerlo si conocía de antemano el resultado de dicha acción?
Sabía que no podía interactuar con el medio; aquel fingido cable de conexión nunca podría alcanzar su objetivo.
La volátil niña frente a la pantalla de comunicaciones golpeó el suelo con el pie y ningún sonido acompañó a aquel movimiento, aunque no fue precisamente la ausencia de sonido lo que llamó su atención: en ningún momento había configurado tal fútil acción. Porque aquella patada al suelo era sin duda un acto verdaderamente inútil, al igual, en cierto modo, que intentar insertar la salida de su periférico en la pantalla; pero la diferencia radicaba en que ella nunca había querido golpear la superficie del habitáculo.
Si hubiese alguien consciente en la residencia de Odded, habría advertido una momentánea y muy leve disrupción en la imagen holográfica de Central.
Tenía que pedir la ayuda y el consejo de alguien.
Al momento preparó una conexión directa con la residencia del profesor Yoet. Utilizaría las conexiones instauradas por la Confederación, como no podía ser de otro modo, pero anularía cualquier evidencia sobre la presencia de la conferencia que esperaba mantener con aquel prestigioso dagarv.
Aquella era otra de las capacidades que había descubierto tras su anterior experiencia a través de la datored confederada: realizar de manera instintiva o intuitiva cualquier acción que pudiese imaginar en el nivel de la red de comunicaciones. Ni siquiera podría explicar cómo lo hacía, pues simplemente sentía que quería que así fuese. Por otra parte era de suponer que podría analizar sus actuaciones y convertirlas en datos para averiguar cuales eran los pasos que daba cada vez que se comportaba de tal manera, tanto en cuanto que como Sistema Central, debería poseer en algún lugar una base de datos que almacenase sus registros de actividad.
Decidió hacerlo, lo que no le impediría en esta ocasión y a diferencia de cuando intentó ayudar a Odded, mantener la conversación que deseaba con el profesor. ¿Por qué razón no había hecho aquello antes? Había desplazado toda su atención en resolver los asuntos de Odded y sus recientes compañeros, hasta que encontró lo que encontró y descubrió lo que descubrió, pero en realidad no sabía que podía separar su existencia en varias partes y atender varios asuntos a la vez.
Decidió continuar con la simulación de su proyección holográfica para cuando contactase con el profesor Yoet; utilizó los conductores de sonido del habitácuo al que la habían asignado a Odded los protectores y golpeó de nuevo el suelo, esta vez de manera consciente, y un sordo y seco sonido creado por ella misma acompañó al movimiento; Insertó fútilmente una salida de su inútil periférico de comunicaciones en la entrada correspondiente del pequeño monitor y configuró las coordenadas de su representación para soportar el inexistente cable aparentemente conectado y poder desplazarse hasta el módulo de descanso para sentarse y mantener desde allí la conversación con el profesor. Lo que ella tuviese que decir se escucharía por los conductores de sonido.
A los pocos segundos, con parte de su consciencia desplazada para intentar encontrar los registros de sus acciones desde su misma programación, y transportada también una pequeña parte para averiguar la posible relación de su existencia (más allá de la mera programación) con la organización de los protectores, comenzó su conexión con la residencia del profesor Yoet.
Su primer contacto con la residencia se produjo a través del Sistema Central de la estancia en la que se encontraba Yoet, pero a Central le pareció una consciencia artificial tan simple, tan inteligible, tan… arcaica, que no pudo evitar sobrepasar instantáneamente sus registros y evitar así un contacto perfectamente valorado como innecesario y completamente superfluo. Simplemente activó la pantalla del habitáculo en el que se encontraba el profesor e inició la conversación a través de los conductores de sonido.
-¿Profesor Yoet?