lunes, 21 de julio de 2008

Capítulo 19


-Adhuc sub judice lis est-

(La cuestión no está resuelta todavía)

(Segunda parte)


La jornada estaba siendo realmente agotadora, y para colmo de males el médico segundo (un Veridai más alto de lo normal y de muy mal carácter, cosa rara en su raza) y el biotecnólogo (un drémone de piel roja como el infierno y muy aplicado) habían pedido el día libre. Cierto era que las previsiones se mostraban en principio halagüeñas, pero en las últimas nueve horas había acabado atendiendo a veintitrés pacientes con la única ayuda de tres droides de apoyo médico algo obsoletos. ¿Cuándo le mandarían las nuevas unidades médicas ZH12? Hacía meses que se las habían prometido y con seguridad pasarían otros tantos hasta que se los adjudicasen. De todas formas, según la Confederación las unidades médicas llegarían en dos semanas (eso ponía al menos en la pantalla de análisis y comunicaciones de la pared). Ya; lo de siempre.

-Bueno; pues otras dos semanas. Está bien. – Dijo con desilusión mientras desconectaba su periférico de la pantalla. – Y ahora veamos como ha resultado el trabajo de hoy.

Volvió a conectar el periférico, en esta ocasión (sentado por fin en su mesa de trabajo) a uno de los cubos de registros médicos que estaban permanentemente comunicados a su vez, por supuesto, a la Sección de Almacenamiento y Registro de Datos de la Confederación.

De los veintitrés pacientes del día, sólo tres continuaban en los cubículos clínicos de la sede médica de la pequeña ciudad de Tando.

Uno de ellos era Tchazo Aghem, un minero humano de los yacimientos de las afueras: Había perdido el brazo derecho en un desprendimiento y se le acababa de implantar uno sintético; tenía que estar dos horas más en reposo. El paciente dormía y la ficha ya estaba completa y enviada.

Por otro lado estaba un tal... (A ver esa ficha)... Zsaslo Green, encargado del local social más problemático de Tando. No debía saber llevar muy bien su negocio, porque aproximadamente unas dos veces al mes era ingresado tras haber recibido brutales palizas, habitualmente otorgadas por algún amable cliente. Después de tantas visitas a la Sede Médica sabía casi tanto de medicina como él (y seguro que sería mejor ayudante que los anticuados droides médicos de apoyo). Se encontraba estabilizado y su alta médica estaba prevista para dentro de una hora.

Bien. Ficha completa y enviada. El último paciente era...

-Vaya... – El doctor se reclinó pesadamente sobre el respaldo de la silla, sintiéndose muy, muy cansado. – Falta hacer la tercera ficha y enviarla...

-¿Doctor Hato? – La puerta de la sala médica se abría en aquellos instantes y dejaba entrar a la oligoide más hermosa que la naturaleza, en su excelsa sabiduría, había tenido a bien en crear. – Acaba mi turno; me marcho. Cryon está a punto de llegar.

-Ah, Cryon. - Volvió a reclinarse sobre el respaldo y optó por mesarse el cabello.

Si por él fuese, Cryon no volvería a trabajar allí. Menos mal, de todas formas, que aquel imbécil tenía el turno de noche y apenas había visitas; poco tendrían que verse.

Aún así tenía que admitir que le encantaría que Sata continuase allí un poco más; por lo menos hoy.

-¡Hasta mañana, Doctor! – Dijo la preciosa oligoide con una de sus mejores sonrisas. El azorado médico volvió a mirarla y también sonrió mientras le hacía un gesto de despedida con la mano.

-Hasta mañana, Sata.

Y la puerta se cerró. ¡Lo que daría por no estar casado! (cosas de la conciencia). En fin; si quería regresar no demasiado tarde a su residencia y acostarse no demasiado cansado con su pareja, tendría que acabar la ficha cuanto antes y enviarla. Se levantó, desconectó el cable del periférico acoplado al cubo de registros y se dirigió a la sala en la que estaba el último paciente del día. Pocos minutos después ya estaba manos a la obra.


>22:21 – 12/09/3824 - Transmisión de ficha médica – Sede médica de Tando – Doctor Hato Nhal.

>Número de registro del paciente:

1527-2221-13-12093824.

>Datos del paciente:

Raza: Humano. Nombre: León Svarski. Edad: 29 años. Ocupación: Piloto del 64 escuadrón de defensa de perímetro de Kundo.

>Ingreso:

15:27 - 12/09/3824 – Sede médica de Tando. Recogido en el sector 16.SO-C2/6 de periferia de Tando por el equipo de Urla Parker, Jefe de Sección de Transportes Médicos del Servicio de Emergencias de la Sede médica de Tando.

>Causa de ingreso:

Referencias confederadas 134/14 y 134/20.

>Estado de ingreso:

El paciente presenta al ingreso un coma profundo no respondiendo a estímulo alguno, traumatismo craneoencefálico con hematoma subdural temporal derecho, pérdida de masa encefálica y hemorragia parenquimatosa cerebral, y quemaduras de tercer grado que afectan al 92% de la superficie corporal. Las exploraciones revelan un traumatismo torácico con múltiples fracturas en 4º, 5º y 6º arcos costales izquierdos y hemopericardio; luxación de hombro y fractura abierta de húmero; doble fractura de tibia y peroné derechos, fractura cerrada de fémur y fractura de pélvis con afectación de las ramas isquiopubianas; rotura de maxilar inferior y de huesos de la nariz; aplastamiento de tres vértebras lumbares. También ha sido localizado un traumatismo abdominal con rotura de bazo, además de diversas hemorragias viscerales múltiples en diversos órganos. Con todo, el paciente es derivado a la sala de operaciones.

>Tipología de intervención:

Estructura ósea restaurada con reemplazo de material sintético. Masa encefálica restaurada en trasplante neuronal múltiple por material clonado. Los órganos dañados en más de un 30% han sido totalmente reemplazados por tejidos sintéticos. Implantes operativos al 100%. Procedencia del material sintético: Empresas Confederadas SOD-Sah2O. Procedencia del material clonado: Hiperproducido en Sede Médica de Tando. Intervención realizada por Doctor Hato Nhal y Unidades Médicas DH2 – DS5 – EG9 adjudicadas a la Sede Médica de Tando.

>Duración de la intervención: 02H25M.

>Estado actual: Estable.

>Previsión de alta: El alta médica ha sido programada por el Doctor Hato Nhal y será llevada a cabo por la Unidad médica DH2 a las 00:30 – 13/09/3824

>Anotaciones: Han sido hallados tres implantes neuronales de carácter legal. Números de registro de implantes: PROT/711GSuWs – ALM/24DAcT – VER/K133/36. Presencia de tejidos clonados en brazo derecho y abdomen que han sido reemplazados por tejidos sintéticos anteriormente detallados.

>22:29 – 12/09/3824 - Transmisión de datos finalizada - Sede médica de Tando.


-¡Por fin a casa! – Dijo al tiempo que desconectaba el periférico.

La ficha estaba enviada. Faltaban todavía dos horas para que el paciente fuese despertado y dado de alta, por lo que únicamente restaba un detalle que confirmar y para ello tendría que hablar con Cryon. Desde que Sata se había marchado confiaba en que podría retirarse del trabajo por la salida lateral para no cruzarse con aquel maleducado tipejo, pero no le quedaba otra opción (al menos si quería llegar a su residencia con la conciencia tranquila con respecto al trabajo), así que salió decidido del cubículo del paciente y se presentó en el recibidor.

-Cryon… ¿Se ha presentado alguien para recoger al paciente… - Comprobó la ficha durante unos instantes. - …dos dos dos uno barra trece barra doce cero nueve tres ocho veinticuatro?

-No.

-No. – Repitió Hato. – Ya veo… ¿Y han dejado algún mensaje o aviso de recogida? – La sala de recepción estaba completamente vacía a excepción de ellos dos. Mejor; si hubiese un solo paciente seguro que tardaría más en responder correctamente a la sencilla pregunta que le estaba planteando.

-No. – Cryon continuaba ojeando las pantallas holográficas del mostrador desde el que habitualmente solía recibir (hoscamente) a los pacientes – Ningún mensaje o aviso.

-Vale; pues entonces llama a la base militar secundaria de Kundo y confirma que Sata ya les había avisado.

-Es que Sata ya les avisó; dos veces.

Impertinente. ¿Qué le costaba decir “Doctor” cada vez que terminase una frase?

-De acuerdo, Cryon. Entonces todo listo. - Si Sata había avisado en dos ocasiones a los militares entonces él se despreocuparía. Asunto zanjado. Además, así se ahorraba el mal trago (siempre) de seguir hablando con Cryon. Algo más relajado regresó a la sala de análisis, recogió sus pertenencias y salió de la sede médica por la puerta lateral.

Justo cuando el doctor Hato se escabullía tan valerosamente, entraban en la sede médica de Tando dos personajes. Cryon no necesitaba ni siquiera separar la mirada de la pantalla para saber que se trataba de militares. Obviamente venían a recoger a su camarada. Pero llegaban pronto; muy pronto.

El envío de materiales quirúrgicos que estaba comprobando en el banco de datos de la sede médica tendría entonces que esperar, pero Cryon llegó a la repentina conclusión de que serían los militares los que esperarían bastante más de lo neceario. Así que sin ninguna prisa, continuó comprobando los informes de entrega y repasando los envíos que la sede de Tando realizaría a las pequeñas sedes médicas de otras ciudades.

-Disculpe, ¿Va a atendernos?

Aquella voz sólo podía ser humana. Sólo los humanos (sobre todo algunos como el pervertido Doctor Hato) tenían aquel timbre tan tremendamente desagradable en la voz. Cryon decidió hacerles esperar un poco más. ¡Por qué no! Ya era bastante vergonzoso pertenecer a la primera raza conquistada por la expansión humana allá por el año dos mil seiscientos (¡Porque por supuesto instauraron su propia manera de contabilizar el tiempo!). Si, si. Luego cayeron más; y se formaron algunas alianzas; y le acabaron llamando finalmente “Confederación”. Pero cualquiera sabía que todo aquello había empezado como una conquista en toda regla y que aun hoy las más altas esferas confederadas estaban formadas por humanos. Menos mal que también había varios Veridai y algún que otro aifarga; de no ser así…

-Disculpe – La desagradable voz de humano interrumpió de repente los pensamientos de Cryon. -, pero además de no atendernos está usted mirando al vacío con una cara un poco constreñida. ¿Se encuentra bien?

No. Cryon no se encontraba bien. Un slog nunca se encontraría bien hablando con un humano.

-Si, perfectamente. – Se recompuso. - Pueden decirme qué desean.

-Venimos a recoger al piloto León Svarski…

-Díganme el número de registro. – Dijo impaciente sin dejarle acabar la frase.

Por vez primera Cryon levantó la vista hacia los “recién” llegados. El humano… era raro, bastante extraño; nunca había visto a uno como aquel: Tenía los ojos más alargados y la tez más pálida, más… amarilla de lo que creía habitual en aquella casta. Su compañero, sin embargo, era perfectamente reconocible y posiblemente todo un modelo físico para su raza: un grandullón vardasiano que al parecer, por su expresión ceñuda, estaba empezando a impacientarse. Los humanos le daban un poco igual, pero los vardasianos… Con ellos era mejor no jugar demasiado al juego de “a ver quién es más paciente”; jugase quien jugase siempre acababan perdiendo los que no eran vardasianos.

-El número es dos dos dos uno barra trece barra doce cero nueve tres ocho veinticuatro. – Respondió el humano.

-Déjenme comprobar… - Cryon sabía perfectamente a qué paciente se estaban refiriendo, pero prefirió actuar según las pautas confederadas; cuanta más burocracia tuviesen que soportar los militares, más disfrutaría. – El sujeto se encuentra en el cubículo médico trece; temo decirles que el alta se realizará según el informe a las doce y media. Pueden esperar aquí si lo desean…

Pero antes de que Cryon terminase la frase el compañero del humano se dirigió hacia la zona de los cubículos.

-¡Eh! ¡No puede entrar ahí! – El slog dudó entonces si merecía la pena. Eran los militares ¿No? Pues que hiciesen lo que les viniese en gana; él dejaría constancia del suceso en la orden del día de su turno; por descontado.

Así pues, cuando los dos soldados entraron el la sala en la que se encontraba el paciente que habían venido a buscar, Cryon continuó repasando traquilamente los informes de entrega y envío de materiales quirúrgicos en las pantallas de su módulo de trabajo.

-¿León? – El humano se acercó a la superficie sobre la que descansaba el cuerpo del piloto. Una unidad droide de apoyo médico (la DH2, según informaba la enorme inscripción azul impresa en el torso) se encontraba en una esquina de la sala en estado inactivo. – Vardas, dame la cápsula médica; vamos a despertarle.

Una vez en sus manos la abrió y extrajo una extremadamente fina hebra metálica con la que perforó lentamente la sien del piloto; aquella operación (producto de la más desarrollada tecnología de los laboratorios biotecnológicos del planeta Veridai) era una de las más recientes aplicaciones en medicina militar: el filamento se descompondría en su interior, provocando la reactivación completa de su sistema neuronal y acelerando el curso normal de reposo hasta su total recuperación. En breves segundos León Svarski comenzaría a abrir los ojos.

-Sujétalo; ahora. – Nadie había dicho que el proceso fuese delicado; en la mayor parte de los casos que Masato había presenciado, el paciente veía peligrosa y considerablemente incrementados sus niveles de adrenalina de forma inconsciente.

El cuerpo de León comenzó a agitarse con enorme y desmedida violencia; mientras el vardasiano le mantenía inmovilizado contra el camastro simplemente apoyando su mano sobre el pecho del piloto, Masato le hacía inhalar un estabilizador para compensar la superproducción de adrenalina. Después de un par de bruscos temblores, el cuerpo del piloto se calmó. Lentamente León Svarski entreabrió los ojos.

-Tranquilo, León. – Comenzó a decir Masato mientras devolvía la cápsula médica a su compañero. - Poco a poco irás recobrando tus sentidos. Cálmate. Estás en la Sede Médica de Tando. Tu escuadrón fue destruido y tú eres el único superviviente.

Los labios de Svarski intentaron por un momento articular alguna palabra. Ambos dejaron que se tomara su tiempo; era cuestión de segundos (minutos, a lo sumo) que pudiese hablar. Finalmente lo logró.

-Jam… Jameson. – Fue todo lo que pudo decir en aquel instante.

-Muerto, como los demás. Eres el único…

-Capitán… Zagarts…

-Te repito que eres el único superviviente, León. Vardas – Llamó la atención de su compañero. –, trae una unidad de trasnporte individual de pacientes. Nos lo llevamos.

-… ¿Masato?

Vaya. Aquello era interesante. León acababa de reconocerle a pesar de haber pasado tanto tiempo.

-…Eres Masato… ¿Verdad?... – Vardas estaba ya trasladándolo a la unidad de transporte individual. – Quiero que me digas… exactamente… qué pasó.

Eso iba a ser difícil. Entre otras cosas porque aquello era precisamente lo que se esperaba del piloto. Estaba claro que necesitaba más tiempo para recobrar totalmente la memoria y contar cómo se había sucedido el combate. Lo único que el Servicio de Inteligencia de la Confederación sabía con exactitud era que poco después de que el escuadrón del Capitán Zagarts alcanzase al carguero, las comunicaciones habían sido neutralizadas; al igual que sucedió con el grupo de Szerga; al igual que con el doce Escuadrón de Defensa del Perímetro que había llegado como refuerzo dos minutos después a la zona del conflicto.

-Ya habrá tiempo para eso, León. - Le dijo Masato apoyando una mano sobre su hombro. - Ahora nos vamos de aquí.

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